El día que un Ángel me visitó
Me acuerdo como si fuera hoy, tenía 8 años, la misma edad que
mi hermano de creación. Juntos íbamos solos a la escuela, que no estaba nada
cerca de casa, teníamos que salir del centro de la ciudad dónde vivíamos y nos dirigir
a otra colonia (una única avenida nos llevaba hasta allá) no tenía secreto,
todo derecho. Por se una ciudad del interior de Minas Gerais era seguro para
los niños irse desacompañados de sus padres. Hoy ya no creo que sea seguro.
Como de costumbre salimos de casa después de la comida, con
en el sol fuerte de las 12:00, la clase empezaba a la 13:00. De repente un niño
de la calle empezó a perseguirnos, justo cuando pasamos en la plaza central de
autobuses la más movimentada de la ciudad.
Este niño, de una edad de 10 a 12 años ya era conocido por robar
las tiendas por ahí, y le encantaba aterrorizar las personas. Y en este día
decidió perseguir yo y mi hermano con un cuchillo en las manos. Nosotros
tentamos nos desviar a toda costa, cruzando la calle miles de veces, pero peor
era, el niño no estaba dispuesto a dejarnos. Estábamos aterrorizados porque era
tan rápido, que teníamos miedo de detenernos y ser apuñalados por la espalda.
Así tal como una película, alguien me agarra por el brazo, y
yo me agarro al brazo de mi hermano como defensa, porque la “persona” fue capaz
de jalarnos de una sola vez, sentíamos como se el alma fuera salir del cuerpo
tamaño el susto. Y debajo de unas escaleras de un predio de ahí mismo, nos
miraba una mujer joven, con la cabeza muy erguida, que nomás nos miraba sin demostrar
cualquier tipo de emoción. Nomas estaba serena y seria, pero era de una belleza
inigualable, traía el cabello negro y largo y las facciones muy bonitas. Pasado
5 min mirándola, ella nos dijo: ya poden
irse. Pero ella ni había movido hacía la
puerta como podía estar tan segura de que podíamos salir del edificio, ¿y como
hizo eso de desaparecernos sin que el niño marginalizado si diera cuenta? Eran
las preguntas que pasaba en mi cabeza. La miré y le pregunté su nombre, porque
me interesaba agradecer, pero ignoró mi pregunta, yo otra vez pensé quien sería
ella para poder ocultar un nombre, que es un nombre.
Al salir del edificio, miré hacía atrás, y pues ni para salir
del edificio y saludar (yo pensé). Jamás salió a la calle, por su postura muy
firme, ni sé cómo supo que tenía alguien persiguiéndonos porque siquiera estaba
en la calle. Así tal como dijo conseguimos llegar bien en el colegio, la verdad
es una ciudad pequeña, podríamos haber encontrado el niño parado en la esquina
nos esperando, pero había desaparecido, años más tarde, creo que lo sacaron de
la calle a un centro de rehabilitación. Ya esta bella mujer jamás he vuelto a
ver, he vivido hasta mis 20 años en esta ciudad pasando en esta misma calle
infinitas veces, y jamás he vuelto a encontrarla. Para mi decepción en otro día
fuimos yo y mi hermano con una flor en la mano para agradecer. Tocamos los 4 números
o 5 números de departamentos que había en este pequeño edifico, pero ahí no existía
ninguna persona con esta característica. Aun que llegué a rogar una señora que
siempre la veía en este edificio, para ayudar y que me parara de mentir (risas)
era así como me sentía – como una niña tonta. Después de eso a los nueve me
pasó algo otra vez raro, yo estaba en el rancho de mi padre, y antes que me morderá
una serpiente verde, escuché que alguien me llamaba: Cristina, ven (como tres
veces), hasta que dejé la televisión y salí de casa y encontré mi padre de regreso
en el camino y le pregunté porque me llamaba, y me dijo que no estaba me
llamando, y pues ya me hizo recordar de ese episodio anterior. Al llegar en casa, encontramos en la cocina la
serpiente verde. Los niños son tan ingenios que la verdad no me quedaba
pensando que eran esas cosas, la verdad era demasiada inocente.
Pero siempre fui agradecida, pero jamás pude olvidar…no
saber su nombre es una pregunta que nunca dejé de preguntarme, me hubiera
encantado que me dijera cualquier cosa, pero como ángeles no mienten y todavía transfigurado
en forma de mujer, sería raro que me dijera soy Gabriel o que me saliera con un
nombre raro ¡Y después de adulta ni un saludo nos dan, aunque he implorando
tantas veces que me ayudara en algunas cosa, ahh esos ángeles!
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