La niña que creía en el amor...






 Existía una niña que era muy miedosa, parecía que vivía asustada todo el tiempo, y para su infelicidad sus padres ya no vivían juntos, y ella con solo 3 años fue obligada a irse a otra ciudad con su mamá y sus dos hermanas; su madre que en estos momentos de su vida no tenía la responsabilidad adecuada para cuidar de tres niñas tan pequeñas.

Allá en esta nueva ciudad su mama no encontró otra opción que aprovechar el dinero que el papá les mandaba, pagando una familia que hiciera el cargo de cuidar de las niñas en tiempo integral.

Y esto aconteció por un periodo largo de tres años o cuatro tal vez, en este periodo la niña y sus hermanas crecieron lejos del afecto maternal y paternal, porque esta familia simplemente recibía el pago por cuidarlas. Pero lejos de ser un paraíso, pasó a ser un recuerdo triste, porque se acuerdada que en estos años su mamá aparecía muy rara vez para visitarlas y que cuando llegaba en el día de su cumpleaños se iba en pocos minutos, todo para que las niñas no se aferraran tanto.

La pequeña niña solamente quería poder sentarse en las piernas de su madre, sentir su abrazo, contarle que tenía mucho miedo y que se moría de tristeza; quería que su mamá la llevara de ahí. Pero parecía que este día no llegaba y el único que podía hacer era jugar con si nada en su vuelta estuviera pasando. Finalmente después de algunos años se fueron a vivir en la casa de la mamá que era muy cómoda y bonita. Era difícil de entender porque la mamá en esta etapa de su vida (con menos de 30 años)  no tenía la madurez necesaria para ser madre. Y no desespero de no dar la atención necesaria, hasta pensó en meterlas en un orfanato de una manera definitiva ya que las niñas ya eran grandes y pues no era fácil que alguna familia hiciera el favor de cuidar.

Entonces se fueron de regreso a la casa de su papa; ¡él ya tenía una otra familia! Como fue difícil para esta niña crecer sabiendo que el padre solo cumplía con la obligación por ser un hombre noble; mismo que le costara perder la esposa actual.

Realmente esta niña vivió como la cenicienta, donde era extremadamente difícil la convivencia con la madrasta, no que fuera tan mala, pero siempre deseaba que el pobre hombre tuviera decepción  de sus hijas y que la hija de ella fuera  la mejor en todo.

 Bueno, la niña aprendió a soñar, mismo habiendo llorado tanto, y todavía extrañaba poder sentarse al lado de su mama y sentir su abrazo admirando sus cabellos rubios.

La niña siempre sentía un sentimiento raro, sentía que haría algo grande que encontraría el príncipe encantado, soñar le quitaba toda la tristeza de la falta de afecto, a final estaba muy bien cuidada pero sentía un vacío muy grande,  nadie festejaba su cumpleaños y a veces hasta se olvidaban ¡era de ser esperar que pusiera tanta expectativa en sus sueños!

Ya con catorce años decidió que quería estudiar neuropsicología, quería conocer los sentimientos más profundos del alma y poder explicarlos; entonces se tornó buena alumna.

Tenía buenas notas  aunque pocos amigos, porque hacía muchas preguntas en clase y tuvo que lidiar con el bullying.

Aun así esta niña no dejaba de imaginar un mundo donde las cosas no tenían que repetirse como si  estuviera obligada a convivir con la indiferencia. Deseaba intensamente amar y ser amada. Pero por más que se esforzara en ser una “niña normal”  se sentía rara, porque creía que vía ¡ángeles!

En fin, la niña tenía bueno corazón, pera la pobre criatura parecía haber nacido para sufrir.

¡Ah! El día que fue a vivir sola por primera vez en otra ciudad, la ciudad de sus sueños parecía que todo iba bien, a final tenía veinte un años. Trabajaba en un buen trabajo y había ido a vivir en un buen departamento con una amiga. Pero la niña por más inteligente que fuera nunca consiguió entrar en la mejor universidad  federal de la ciudad, dónde el curso de psicología era uno de los mejores del país, era muy concurrido y casi no tenía tiempo de estudiar. Aunque ya tuviera un curso profesional en Transacciones Inmobiliarias; la profesión de su padre. Ella había hecho a los dieciocho años no intuito que él sentirá orgullo hacia a ella. Cada día más trabajo y el sueño más lejos.

Empezó entonces a perder las fuerzas porque literalmente su corazón empezó a enfermar, por supuesto: ¡que corazón aguantaría tanto disgusto!

Pero conoció un hombre más grande que ella; ¡veinte años más! A principio parecía que sería alguien que daría las fuerzas que esta niña ya no tenía, porque hasta en el amor ya no creía. Porque cuando tuvo la oportunidad de amar por primera vez no tuvo el fin que esperaba y le costó noche de lágrimas y años de dolor. Y que ya en sus veinte un años aunque no amara profundamente, decidió casarse a sus veinte tres años, dejar su sueño y seguir a otro país, ¡porque creía que todo el sufrimiento que vivió nunca volvería a pasar!

¡Ay pobre criatura! No sabía lo que estaba por venir…

Con el raciocino que el amor se construye a los pocos tuvo su hijo a los 24 años y el mendigo hombre parecía otro…embrazada ya no podía regresar a su país ¡lloraba día y noche! Era su sufrimiento sin fin. Empezó a creer que la muerte era la única solución, que por fin podría encontrar la paz. Hay quien diga que tenemos que buscar a Dios; pero la pobre niña lo hizo ¡toda a su infancia, toda la su adolescencia! Tenía una fe tremenda.

Y con toda la violencia psicología e incluso física que había pasado, sacó fuerzas y decidió que no permitiría que nadie destruyera sus sueños, porque dentro de su corazón empezó a creer que el amor existe y que lo encontraría. ¡Bueno en algo tenemos que creer!

La niña era carismática y ya viviendo sola aunque no libre del tormento del ex marido, a final no pudo dejar el país por causa de su pequeño hijo, no quería que él sintiera el rechazo de vivir sin el amor de su padre; sacrificaría su amor por el amor de su hijo.

Tuvo el disgusto de perder una gran amiga que siempre estaba sonriendo y era la persona más luchona que había conociendo; no entendía como alguien tan noble podría morir sin haber realizado el sueño de encontrar el amor, de construir una familia. A final la niña creía que eso debía ser el mínimo el sueño de todos. Si esto había pasado a su amiga, ya no tenía que tener expectativas, porque la vida era más cruel en realidad, que fácilmente roba los sueños de las personas y pone un fin a todo eso.

¡Uf! Se enfermó su pobre corazón ya andaba colapsando…

Era difícil  de entender como la niña conseguía se levantar una y otra vez en medio la ansiedad, la tristeza y  frustración.

Y cuando parecía que sí podía, porque sabía muy bien que algo siempre estuvo presente en ella y que todavía sus sueños allí estaban, tenía el disgusto de las pocas veces que se había interesado por alguien, vivir la experiencia de conocer  personas de las cuales no podían se quedar en el país, así como un círculo vicioso, los conocían y se iban. Ya era casi broma cuando decía que había conocido alguien, porque todos sabían que cuando conocía alguien, tal persona ya tenía que irse, (porque generalmente un extranjero no se queda en otro país tan fácil) una excusa que le confortaba.

En fin, ya en medio a  tanto estrés, sacaba otra vez fuerzas y cuando parecía que todo estaba indo bien, y ya que iba a dedicar su tiempo en realizar sus deseos profesionales y que un día llegaría la persona que la sacaría de todo esto; ¡aunque sabía que las relaciones no son perfectas! Pero nomas esperaba alguien que ella pudiera sentir aquel mismo sentimiento que tenía al esperar el abrazo de su mamá…era muy sencilla ¡no pedía mucho!

Un cierto día, ¡ah pues! No debo olvidar de mencionar que esta misma niña le encantaba el arte ¡desde la primera vez que fue al teatro cuando estaba en la primara! ¡Donde sintió un sentimiento inolvidable que llenó su pecho y la hizo llorar de emoción!

 Como decía, ¡ah pues! Estaba admirando la música, escuchando toda una sinfonía de sonidos, miró de lejos y entre tantos músicos vio algo que llamó su atención: un lindo muchacho hermosísimo que tocaba clarinete, él tenía algo que ella no sabía muy bien como describir, quería averiguar: ¿por qué se había fijado en él? Aunque tuviera miedo decidió que debería saber quién él era.

¿Quién podría ser?  ¿Qué podía tener un joven a ofrecer a alguien que parecía que ya había vivido 100 años?

Tenía miedo, lógico, pues sabía que nada en su vida era fácil, tenía medo del rechazo pero pensó: ¡qué mal podía sentir, si había sentido mal tantas veces!

Pero lo que pasa que el joven muchacho no la rechazó, la quería, y en el fundo ella pensó que ya era el fin de mundo que algo debería estar pasando ¡cómo era posible dar y recibir de una manera igual en  total armonía! Sintió algo puro, algo bello, algo sencillo, era como si la existencia y el amor fuera algo tan tan…que le faltaron palabras para explicar. Hasta pensó que mismo que él se fuera jamás podría olvidar que sí el sentimiento de amor existe, que el amor no es encontrar la persona perfecta, y que esta persona va a tener muchos defectos y quizás hasta dude del porqué están juntos. Pero hay una cosa que jamás dudará, que ha sido feliz en aquel momento y si pudiera congelaría el tiempo y estaría ahí  observando su rostro y sus lindos cabellos rubios.

Ya lo saben… en la vida de esta niña la verdad hay algo que solo ella entiende, que nada es en vano,  jamás reclamó de tanto sufrimiento… aprendió con cada uno de ellos ¡aunque tuviera que literalmente enfermar su corazón! El muchacho se fue, al final todos tenemos sueños… Y cada quien sigue los tuyos ¡no se puede obligar a nadie a quedarse!

Le dolió porque al final la niña creía que por fin había encontrado alguien que no tuviera que dejarla, que no tuviera que irse como su mamá lo hizo, y siempre amó su mamá ¡hasta los días de hoy, sigue haciendo! Le dolió porque sabe que quizás nadie se dio cuenta que detrás de su imagen común ¡hay una niña tan soñadora! Y que prefirieron creer que ella no era la mujer apropiada para ellos.

Le dolió…le sigue doliendo…

La niña es una mujer…

Ella creció, pero todavía sigue creyendo que un día podrá sentarse al lado de alguien y contarle de sus sueños y admirar su rostro como si fuera la única cosa que más le importará en este mundo,

Sin tener el miedo y de que no regrese.

Al final se dio cuenta que mismo viviendo todo esto, todavía alguien podrá romper su corazón, pero mientras pulse ¡ella tendrá esperanza que el amor sí existe!
 
 
 

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